Llegó, dizque, desde muy lejos,
como si el gran Dios me la enviase,
- dijo - tan solo para amarme,
llegó, si...y no habia fe en mis ojos.
Su ternura soltó de a pocos
los cerrojos del corazón,
abrió el latido y la razón
y nos amamos como locos
Con besos de fuego ha marcado
mi alma, de su amor y su nombre,
cual fina artesana -a su antojo-,
como se hacen señas al bronce.
Ha grabado a profundidad
la medida de lo que siente
lo dijo al oído y de frente
que me ama -lo sentí- es verdad.
Mi amor...decía susurrando,
aquel ser, ahora lejano,
a quien, con el paso del tiempo,
aun amo - la siento- y no olvido.
Se fue, dizque, no...no muy lejos,
como si Dios se la llevase,
- dijo - no dejará de amarme,
se fue...y no había fe en mis ojos.

DiEgO
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