oigo tu voz latiguear el recuerdo
y el alma se me escapa de un tajo
con la sonrisa, fugan por un atajo.
Ahora mismo veo de hinojos
la tristeza en la retina de mis ojos
y estoy a un paso de separarte
asi mueran mis ojos al arrancarte.
Y la voz se me cae hecha ceniza
me arrastras de nuevo a tu quimera
con tus besos de sirena marrullera.
.
La razón asoma de tanta ironía
señalando la hora de mi partida
con el equipaje del luto sin apatía
del amor muerto por tu mentira.
Diego