Estaba entre aquellos que transitan inertes
entre polvorientas dunas siczageantes
y entre disentidos oasis estridentes
sin hallar descanso, ni lugar que deshiele
tus caricias y heladas indulgencias;
andaba por los linderos convexos de la vida
haciéndome el encontradizo -acaso-
con el fulgor casi olvidado de tus ojos,
sin encontrar siquiera una chispa
que fuera el eslabón a tu memoria.
Aún así, busqué -en paradas polvorientas-
entre bosques, extensas praderas,
rios, manantiales, cerros y laderas
entre arbustos ajados y verdes hojas,
glaciares, desiertos y selvas vírgenes,
a la luz de la luna y del sol, busqué;
la belleza y dulzura de una flor,
una, que me alimente de tu amor,
que tenga tu picardía y candor
una, que embalsame mi dolor.
Ahora sigo mi camino,
con un suspiro profundo de tu aroma
tan profundo,
que tengo de ti...saciada el alma !
Diego
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